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Los niños expósitos: trescientos años de historia en Úbeda (X)

Ramón Molina Navarrete

en Ibiut. Año VII, nº 37. Agosto de 1988, pp. 26-27

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UN CAMBIO TRASCENDENTAL

En virtud de una circular del Sr. Gobernador Civil de la Provincia, a 6 de enero de 1847, pudo comenzar el traslado de la casa cuna al Hospital de Santiago... Pero esto es algo no probado en su totalidad. Lo que sí es cierto es que en este año la Junta Municipal de Beneficencia se hace cargo de los niños expósitos, y que con fecha 9 de octubre de 1848 el Sr. Alcalde Corregidor de Úbeda, Presidente de la Junta de Beneficencia, recibe de nuevo una carta en la que se le dice:

"Se aprueba el presupuesto con la circunstancia de que el torno ha de fijarse en el Hospital de Santiago bien dispuesto, habiendo un ama permanente al pie de él dotada con 720 reales anuales, que la dirección del establecimiento debe estar a cargo del que lo es del hospital, previniéndose que los que asisten el hospital presten servicio también a la inclusa".

Es decir, que a finales de 1848, o principios de 1849, lo más tardar, es seguro que la cuna se encuentra ya en el Hospital de Santiago.

De todos modos hay que indicar que la casa cuna debió sufrir un nuevo cambio antes de quedar situada en el hospital, puesto que en 1836 leemos en un documento la necesidad de cobrar dos años atrasados de alquiler de la casa de la calle Matillas, lo que significa que en 1834 ya estaba alquilada. En 1847 comprobamos también que la casa de la calle Matillas está arrendada en quinientos reales. ¿Dónde pasó la cuna al dejar la calle Matillas y hasta ser instalada en Santiago? Es posible que a la casa de Misericordia (establecimiento de la Beneficencia) o bien a otra casa propiedad de los niños expósitos, posiblemente a la casa situada en la calle Ancha, debido a que en un recibo de albañilería, fechado en 1825, se especifica con claridad: "Por obras en la casa calle Ancha en que habitan los niños expósitos".

Y seguro igualmente es que se cumple la orden de la carta, ya que comprobamos que el Administrador de la Beneficencia D. Miguel Almagro, se hace cargo en 1849 también de la Administración General del Hospital porque "el Capellán D. José San Pedro se quejaba de su estado de salud".

LLEGAN LAS HERMANAS DE LA CARIDAD AL HOSPITAL

D. Miguel Ruiz Prieto, en su "Historia de Úbeda", nos dice que por Real Orden de 8 de julio de 1857, a petición del Ayuntamiento y apoyado por el Diputado a Cortes por Úbeda, don José Nacarino Bravo, se mandó viniesen para el servicio del hospital cinco Hermanas de la Caridad. D. Juan Pasquau, en su "Biografía de Ubeda" hace constar, como añadidura, que dichas hermanas tomaron posesión en el año 1862.

Pero, humildemente, nosotros hemos de aportar también nuestros datos al respecto que contradicen, un poco, a ambos historiadores ubetenses.

En los presupuestos para el año 1857, hechos en 1856, y con letra diferente al resto de lo expuesto, como de haberlo añadido posteriormente, se dice:

"Por el haber de tres Hermanas de la Caridad.. 6.600 reales".
"Por la instalación de las Hermanas de la Caridad... 3.000 reales
".

Con estos datos sacamos dos conclusiones: Que al parecer en lugar de cinco hermanas vinieron tres y que el año de llegada a Úbeda fue 1857.

O PROHIJARSE O AL HOSPICIO

La vida de los niños expósitos era durísima, está claro. Pero lo malo no era sólo aquellos primeros años de existencia, los expósitos estaban ya marcados para toda la vida; eran considerados ilegítimos -aunque no lo fuesen realmente-, o hijos del pecado, y esta señal era más dolorosa a más edad. El expósito sólo tenía dos opciones, o alguien -dejemos aparte los reconocimientos legítimos-, lo prohijaba (se abonaban 60 reales) o al cumplir los seis años era enviado al hospicio.

La verdad es que muchos niños no eran más que un móvil para negociar. Es triste saber que después de seis años de estar con distintas o una misma "ama" el pequeño era devuelto a la inclusa para ser enviado al hospicio de Jaén.

Esto sucedía por varios motivos: Unas veces porque morían quienes lo prohijaban, otras porque la "mercancía" no era buena y nunca se adoptaba y otras porque simplemente a esta edad se terminaba el comercio. El caso es, por ejemplo, que Olaya, una niña de Villanueva del Arzobispo, dejada en el torno el 16 de julio de 1857, después de la lactancia la toma, en 1861, Francisca Baldán, que vive en la calle Ancha, para devolverla ésta finalmente haciendo que en la hoja de registro de Olaya se escriba lo siguiente:

"Se remitió al Hospicio de Mujeres de Jaén el día 31 de Marzo de 1864".

Caso similar es también el de Eufrasia Josefa, procedente de Villacarrillo e ingresada el día 16 de mayo de 1863. La llevó a lactar Manuela Navarrete, que vivía en la calle del Marrano. Más de cinco años la tuvo. Finalmente la devolvió y fue llevada al Hospicio de Mujeres de Jaén el día 16 de julio de 1868.

Lo difícil no fueron sus primeros años, ¿ven?, lo difícil para Olaya y Eufrasia Josefa comenzaba ahora.

Pero prohijarse tampoco suponía una seguridad total ante la vida, a veces los padres adoptivos volvían a abandonar al crío. Sirva de ejemplo este otro caso:

El 6 de diciembre de 1860 ingresó en la cuna Emilia. Después de tomarla varias amas para lactar fue prohijada el 28 de noviembre de 1867 por Dorotea Romero y su marido Antolino López, que vivían en San Nicasio. Pero a Emilia no debió irle muy bien con sus nuevos padres porque éstos la abandonaron. La Beneficencia tuvo que volver a hacerse cargo de la chica y escribir al pie de su hoja de registro lo siguiente:

"Recogida esta niña a 12 de noviembre de 1876 por hallarse abandonada de los que la prohijaron y en sumo peligro de prostituirse y se remitió al Hospicio de Jaén".

La "niña" estaba a punto de cumplir 16 años..., ¡y en sumo peligro de prostituirse! ¡Qué barbaridad, amigos! ¿A qué llamarían estos señores prostitución?
(Continuará)

R.M.N.