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Historia de las calles de Úbeda: calle de Roque Rojas (I)

Juan Ramón Martínez Elvira

en Gavellar. Año VII, nº 84. Noviembre de 1980, pp. 7-8

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CALLE DE ROQUE ROJAS

LOCALIZACIÓN Y OTROS DATOS

La calle de Roque Rojas está trazada de Este a Oeste, comenzando en la del Alférez Bravo (clásicamente llamada de las Parras) y, tras correr paralela a la fachada norte de San Pablo, termina en -la plaza del Generalísimo o Mercado.

Actualmente, por su derecha, está numerada hasta el 10, abriéndose por este lado la calle del Obispo Toral. Por su izquierda —hoy numerada hasta el 19— termina la calle del Horno de San Pablo y, algo más adelante, se produce el cruce con la de Cervantes.

Sus restos arquitectónicos, más o menos interesantes, son:

— Una buena galería, de columnas toscanas y zapatas de madera sobre ellas, en la casa número 1.

— Una dolménica portada (numerada con el 4) que forman tres grandes piezas monolíticas (una, dintel, y las otras dos, jambas) rematadas con sencillos pináculos.

— Otra portada, en el 9, flanqueada de jónicas pilastras que se decoran con medios y enteros losanges, sobre la que hay un hueco que anteriormente poseyó reja ventanera.

— Una fachada, a continuación, toda de cantería, patinada por el tiempo.

— Y finalmente, donde termina por su izquierda la calle, en el número 19, se ve la pieza más completa de todas las mencionadas. Una mansión cuya fachada goza de una perfecta simetría: tiene puerta adintelada guardada de pilastras, sobre las que corrió en su tiempo un friso que quedó roto al cambiar la enrejada ventana que en él descansaba por un balcón. A ambos lados de éste y de la puerta, sendas ventanas, ya con reja completa.

Remata la fachada —toda de piedra, naturalmente— una galería con antepecho macizo y también con soportes toscanos y zapatas de madera.

Junto al suelo, a ambos lados de la puerta, se hallan los tragaluces del sótano.

El solar ocupado hoy por los pisos del número 17 pertenecía al jardín de la casa que acabamos de describir.

De la fachada norte de San Pablo poco hay que decir.

A ella se abre una modesta portada gótica, sobre la que se muestra el escudo cuartelado en cruz (1) del Obispo Osorio, que la mandó construir en 1485, según Pasquau, o 1490, según Muro. Fue reformada después de transcurridos unos cuarenta o cincuenta años. . El resto del muro carece de interés. En la parte que corresponde a la nave izquierda del templo hay tres vanos, que pertenecen, de izquierda a derecha, a las capillas de los Sanmartines, Merlines y Salamancas.

La tapia del corralillo que hay al pie de la torre une esa nave de capillas con la sacristía. Esta comunica al exterior, ya dando al Mercado, por una portezuela, sobre la que está labrado el escudo del Obispo Dávila, con la fecha de 1603. Sin embargo en la Historia Eclesiástica, de Ruiz Prieto, pensamos que, por causas ajenas al autor y posteriores a él, se da la fecha de 1663, de todo punto imposible por cuanto el Obispo, cuyas armas ostenta, gobernó la diócesis de 1600 a 1615. En la misma obra histórica leemos que para la construcción de dicha sacristía se tomó parte de la calle, lo que nos hace suponer que, con anterioridad, todo el espacio sobre el que se asienta aquélla era terreno público, por lo que el ábside, la torre y el muro lateral de la capilla de los Sanmartines eran accesibles y formaban un espacio abierto.

Hay en esta calle una hornacina que guarda la imagen de un Crucificado. A juzgar por la faldeta con que se cubre, el Cristo puede tener una muy respetable antigüedad.

No conocemos nada sobre las fiestas y tradiciones que pudieran haber surgido alrededor de esta imagen.

DISTINTAS DENOMINACIONES

A lo largo de los siglos, esta calle ha recibido los siguientes nombres: Licenciado Martínez, Alameda, Sabanillas y Roque Rojas.

Calle del Licenciado Martínez

Se llama así, al menos, en 1574, cuando el tal licenciado ya es muerto y la única referencia suya que se da en el padrón es la inclusión en él de su viuda.

Ruiz Prieto dice que era Regidor en 1564.

Calle de Alameda

Hasta su denominación actual, es ésta la única oficiad con que se conoce a lo largo de poco menos que cuatrocientos años.

Está tomado este nombre del que fue Tesorero de la Iglesia Colegial de Santa María, Antonio de Alameda, clérigo que vive en esta calle antes de 1574 —suponemos-- y que no llega al año 87. Estos pocos datos —unidos al de que fue su hermana doña Catalina de Alameda— son todo lo que puede deducirse de los padrones de la época.

Ruiz Prieto, por su parte, añade que se halló presente, en el ya citado año de 1574, en la firma de los nuevos estatutos de la Colegial, promovidos éstos por el Obispo don Francisco Delgado y efectuada aquélla en el Hospital de Santiago.

Calle Sabanillas

De esta manera no aparece nunca en las padrones de vecindad, lo que implica que dicha denominación es, en cierto modo, si no subterránea y clandestina, sí extraoficial y de utilización exclusivamente popular.

Hemos repasado las listas del vecindario, buscando con afán un Sabanillas, y no lo hemos hallado.

Recurrimos entonces a nuestros mayores y, por fin, una señora muy anciana, vecina de esta calle desde hace más de medio siglo, nos informó de que, en tiempos que desconoce, habitó en ella un sacerdote que así era nombrado.

En consecuencia pensamos, por nuestra parte, que el periodo más adecuado para ubicarse en él al clérigo ha de ser el que va desde 1886 a 1916, es decir, una treintena de años, de la que no existe padrón alguno en los Archivos Municipal e Histórico.

La búsqueda en los archivos parroquiales podría dar alguna luz, pero sería por ahora muy pesada y retrasaría considerablemente el envío de este trabajo. De todas formas, en cuanto nos lleguen noticias sobre el sacerdote en cuestión prometemos informar a nuestros lectores.

Calle de Roque Rojas

Don Roque Rojas Latorre vivió en el actual número 19 de esta calle. Terminó la carrera de Medicina a los veintiún años —caso poco frecuente y que manifiesta la clara inteligencia que poseía—, manteniendo relaciones con eminentes doctores de su tiempo, tales como don Santiago Ramón y Cajal.

Ya en Úbeda, estuvo encargado del Distrito de Beneficencia del barrio de San Millán.

Como Director del Hospital de Santiago prestigió a esta institución enormemente, no sólo por su ciencia, sino también por su preocupación constante por los enfermos. Don Juan Pasquau dijo de él que «en el ejercicio de su profesión de médico se hizo merecedor del recuerdo por sus acendradas virtudes».

Se cuenta en la Facultad de Medicina de Granada que, cuando don Fernando Escobar, catedrático de Patología Médica, era requerido telefónicamente desde Úbeda para ser consultado por algún antiguo alumno, inmediatamente preguntaba al auxiliar el nombre del consultante, puesto que, de ser don Roque, «había que prepararse bien». Allá dejó entre todos una estela de admiración y prestigio.

En Úbeda era conocidísimo el sonido de las campanillas de su berlina, que había adquirido, procedente del Palacio Real, en una subasta.

A consecuencia de una caída por las escaleras de su casa falleció don Roque Rojas el día 5 de agosto de 1916, cuando contaba sesenta y cinco años. Su entierro constituyó una masiva y popular manifestación de dolor.

Fue tronco de una dinastía de médicos —su hijo, don Guillermo; su nieto, el actual don Roque— que hoy alcanza ya la cuarta generación.

HISTORIA SOCIAL

Siglo XVI

El último cuarto de este siglo nos presenta, aparte del mencionado Tesorero Alameda, al mercader Melchor de Baeza, casado con doña Catalina de Vilches, hidalga; a un grupo de moriscos, de los cuales algunos pagan respetables cantidades a la Hacienda; a varias viudas de hidalgos y, nuevamente, al escultor Luis de Zayas (2), lo que confirma nuestra creencia de que el artista tuviese su morada en cualquiera de las casas que forman la confluencia de la calle que estudiamos con la de Cervantes.

Otro contribuyente es Diego del Castillo, regidor, que se adentra en el siglo siguiente hasta alcanzar la primera treintena y que pecha cantidades que oscilan entre los 16 reales y los 2 ducados.

Vivieron también aquí los procuradores Hernando de Cambil y Juan García de Bustillo, varios sastres, algún que otro clérigo y un tejedor de manteles.
(Continuará)

Juan Ramón Martínez Elvira

(1) Primero y cuarto cuarteles, una pareja de ¿lobos? andantes colocados en palo; segundo y tercero, cinco estrellas colocadas en "sotuer".
(2) Véase nuestro trabajo sobre la «Calle de Cervantes», número 72 de esta misma revista.