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La lenta agonía de las puertas y murallas de Úbeda (III): Portillo de la Cava o arco de San Francisco

Ginés de la Jara Torres Navarrete

en Gavellar. Año VIII, nº 96. Noviembre de 1981, pp. 5

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Por su situación es una de las puertas más nombradas de Úbeda: Si a ello añadimos que las gentes piadosas de la ciudad visitaban de continuo el convento de «Nuestro Padre San Francisco» para escuchar la palabra de Dios y recibir la Eucaristía, comprenderemos porqué llegó a conocérsele por «Arco de San Francisco». Además de ser paso obligado hacia aquel querido monasterio, añadamos la proximidad de aquella puerta a la Comunidad de San Francisco de Asís.

Presentadas las causas por las que toma el nombre, digamos de paso que además de «Arco» le llamaban indistintamente «Portillo» o «Postigo». Tales denominaciones se aplicaban a las puertas del recinto amurallado, abiertas en el grueso del mismo en tiempos muy posteriores a las edificaciones de la misma para comunicar a los vecinos de los distintos barrios con el exterior y hacerles más cómodo él tránsito.

El documento que presentamos a continuación es lo bastante aclaratorio y a través del mismo mantenemos nuestra afirmación sobre su enclave.

Esta parcela del caserío de Úbeda, como tantas otras en tiempos pasados, presentaba un aspecto grandioso e imponente, pero feo y sucio. Junto al Arco de San Francisco iban arrojando las gentes desaprensivas toda clase de inmundicias. Si a ello añadimos que por sus estrechos callejones no se podía transitar perdidos los claros del día por temor a los truhanes y maleantes, que amparados en la nocturnidad molestaban a los viandantes despojándolos incluso de cuanto llevaban sobre sí, comprenderemos el empeño de los vecinos del barrio en pretender tapar aquel «Portillo», cortando así la fácil huida a los pícaros y ladronzuelos que huían de la justicia. Lo dicen así en el Ayuntamiento de 16 de septiembre de 1616:

«Don Alonso de la Peñuela y Rivera, veinte y quatro, dixo que avia entendido una petición para cerrar el Portillo de la Cava donde dizen el Saltadero cerca de los Padres de San Francisco...» (1).

Existen posteriores peticiones de los naturales sobre el cierre del Arco, pero los señores del Concejo no lo consintieron nunca por el servicio que prestaba el mismo a los fieles que a diario iban a tomar el «pasto espiritual» al convento de San Francisco. Si de aquel postigo se solían aprovechar las fuerzas del mal usando de la nocturnidad, no es menos cierto que una legión de almas buenas lo utilizaban al vivir en su santa religión bajo la dirección y el consejo de aquellos padres franciscanos, cuyas huellas son aun imborrables en Úbeda. Nótese que en muchas citas vemos que lo llaman también el «Arco de la calle del Pozo».

FIN DEL ARCO DE SAN FRANCISCO

Pronunciaron su sentencia de muerte en la sesión municipal de 4 de enero de 1865, so pretexto de amenazar ruina. Igual sentencia con igual pretexto acuerdan también para la Puerta de Granada y ahí la tenemos aún completa a los 126 años de distancia. ¿Qué clase de ruina amenazaba, pues?... Más costó al municipio su derribo que hubiese costado su reparación, pero había que seguir con la fiebre destructora de los tiempos y hacerles el juego al falso progreso. Así los enanos vencieron al gigante...

Y, en efecto, fue derribado nuestro arco, ya que en el cabildo de 10 de marzo de 1863, al solicitar el terreno para edificar entre el Arco de San Francisco y el último torreón de la Cava, ya sólo mencionan la calle en que se alzó. Dicen así: «... como el terreno que hay desde la calle
del Pozo (hoy Condestable Dávalos) al mismo torreón...», el de la Cava.

UN RECUERDO PARA EL CONVENTO DE SAN FRANCISCO

En nuestro libro inédito >«La Historia de Ubeda en sus documentos», nos ocupamos ampliamente de este monasterio por el que Úbeda se desvivió y en la que sembraron el bien sus religiosos. De San Francisco sólo ha quedado el nombre de una plaza y algunos vestigios, y de este arco sólo la historia escrita que no el recuerdo.

DE LOS SUPUESTOS NOMBRES DE ALGUNAS PUERTAS

La historia hay que contarla a la vista de documentos con solvencia. Con frecuencia leemos los nombres que nos dan algunos autores sobre la puerta de Martín Fernández, Barricuenca, Sol, Zapateros, Calancha, Jaén y Baeza. Ignoramos en qué documentos hallaron escritos sus nombres, pues por nuestra parte podemos asegurar que visto legajo a legajo y folio a folio de los libros capitulares de la Ciudad, no hemos hallado sobre ellas ni una sola mención. Que se nos digan los documentos en los que figuran y se habrá prestado un gran servicio a la historia de la cerca de Úbeda.

De las supuestamente nombradas de Jaén y Baeza se dan como posibles, para la primera, la situada en la calle de San Cristóbal, y para la segunda, el Arco de San Juan de Dios, al finalizar la calle de los Mesones. Pero todo ello no deja de ser un mero supuesto movedizo sin base firme que lo demuestre. De ellas nos ocuparemos en trabajos sucesivas dejando aclarado de una vez par todas dónde enseñoreaban sus recias dovelas y sus adarves cada una de las puertas del recinto amurallado de la ciudad y sus avanzadillas en los barrios, cerca de las más imponentes y fueres de Al Andalus.

Ginés TORRES NAVARRETE

(1) Folio 193, Libro de Acuerdos: de 1616.