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Nuevos planteamientos en torno al cinturón amurallado de Úbeda (VII)

Juan Ramón Martínez Elvira

en Ibiut. Año IV, nº 20. Octubre de 1985, pp. 2-3

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ARCO DE LA CORONADA, SAN ANDRÉS O DESCALZAS

Es claro que sólo pudo llamarse así desde la fundación de los tres conventos cuyos respectivos títulos adopta.

Comenzaría, pues, a nombrarse de la Coronada a partir del 1500; de San Andrés (22), tras el año de 1531; y de las Descalzas, una vez se trasladasen a las inmediaciones las monjas carmelitas en 1608.

Pero el problema que se plantea queda centrado en la denominación dada al arco en los años anteriores a la erección de tales conventos. Autores hay –como Campos Ruiz o Gallego Díaz– que lo llaman puerta de Martín Fernández. El segundo de ellos (23) sitúa la denominación en 1422, pero no cita fuentes ni da mayores explicaciones. De ahí que nos limitemos a mencionar simplemente el hecho, pero sin pronunciarnos en ningún sentido.

Lo que sí nos vamos a permitir, una vez más, es lanzar una nueva hipótesis: proponemos, prácticamente desprovistos de apoyo documental, que esta puerta pudo llamarse de Montiel en los siglos próximos a la conquista cristiana.

Nos mueve a ello comprobar que la calle Montiel se conoce así desde los más lejanos padrones.

Además, consta la existencia cierta del Camino de Montiel dentro del término ubetense. En efecto, recurriendo de nuevo al reparto de donadíos transcrito por Ruiz Prieto (24), vemos cómo se acota uno de los cuartos del Rey expresando que "va hasta la torre de San Juan como va el camino de Montiel”. ¿De qué Montiel se trata? Tendemos a creer que no es sino la población manchega que aún lleva ese nombre. Puestos en ello, comprobaríamos también que en el mapa de "Caminos de España" realizado por Juan Villuga en 1543 (25) existe relativa facilidad de comunicación entre Úbeda y la villa de Ciudad Real. En consecuencia, el emplazamiento del cortijo "Torre de San Juan", por un lado, y de Montiel, por otro, posibilita que el camino conducente hasta ambos enclaves partiese, precisamente, de la puerta levantada frente a lo que hoy constituye el Mercado de Abastos.

En cuanto a su disposición arquitectónico-espacial, sólo podemos deducir, a través de la cita exhumada por el señor Torres Navarrete (26), que el arco era de doble entrada dispuesta en ángulo. Compruébenlo:

"Asimismo se acordó que se demuelan los dos arcos que hay en dha. plaza de las Descalzas el que da paso a la calle Montiel y el de la calle de las Ventanas".

Concluir que, aunque los dos arcos están en la plaza de las Descalzas, uno de ellos se abre, sin embargo, muchos metros más arriba en pleno corazón de la calle Ventanas, resulta paradójico. Lo que sí hemos creído ver es que en dicha plaza había dos arcos dispuestos de modo que uno miraba hacia la calle Montiel y el otro, hacia el callejón de las Ventanas. Nada más.

Con esto sólo, pues, nos sentimos impotentes para secundar la opinión de que en la calle Ventanas se abriese una puerta de carácter público. Desgraciadamente, de poca documentación disponemos. Pero cuando los jesuitas promueven pleito solicitando que les dejen derribar la muralla a sus espaldas, Alonso de la Peñuela Rivera se opone a ello (corría la segunda década del XVII) diciendo que "la parte que se a de ronper es la que más necesidad tiene de defensa", precisamente por lo cual se construyó "la torre de ocho esquinas". Desde luego, la erección de este baluarte no se justifica en razón de puerta alguna, ni sobre ésta se hace la menor mención a lo largo de todo el expediente (27).

En resumen: no creemos que hubiese comunicación entre la calle de las Ventanas y la Corredera, máxime, si se tiene en cuenta que el Ayuntamiento decimonónico arrasaba las puertas con el fin de ensanchar la vía pública y establecer mayor comunicabilidad en el área devastada, de lo cual no ha quedado constancia en este caso. Pero sí admitimos la posibilidad de que existiese en la calle un postigo a través del cual se pasase —mediante un acceso cubierto— desde el pie de la muralla hasta la torre albarrana. Tal portillo sería, en ese caso, el que don Ginés Torres denomina "puerta del Castillón"


PUERTA DE TOLEDO (I) Introducción.
La Puerta de Toledo ha sido tratada por parte de los historiadores ubetenses con mayor detenimiento que las demás entradas al núcleo fortificado. Sin embargo, creemos que todo lo escrito alrededor de la misma no ha bastado para presentar un estudio unitario, coherente y completo. Ruiz Prieto (28) formula solamente algunas descripciones de gran valor documental, desde luego —como testigo directo que fue—, pero sin dar una referencia global del conjunto. Campos Ruiz, una vez más, desborda su fantasía proporcionando una larga lista de príncipes y reyes que juran ante la Virgen de los Remedios incluso antes de que ésta existiese. En contrapartida, hemos de reconocerle la más plausible explicación sobre la disposición espacial del enclave. Vañó Silvestre distingue erróneamente la Puerta de Toledo de los Arcos de la Plaza y, al mismo tiempo, identifica éstos con las capillas de la Virgen y del Cristo (29). Por último, Torres Navarrete centra su estudio fundamentalmente —respondiendo en buena lógica al título genérico de la serie— en el proceso destructivo de todo este complejo, aunque de paso, cae también en el error de separar el Arco del Santo Cristo del conjunto indisoluble formado por éste y la llamada por antonomasia Puerta de Toledo (30).

Parece, pues, necesario que intentemos —sin ánimo de sentar cátedra, muy al contrario, aguardando humildemente certeras correcciones— hilvanar la cuestión a la vista de lo aportado por la historiografía local y las diversas fuentes documentales —ya publicadas, ya totalmente inéditas— que se han extraído de los diversos archivos.
(Continuará)

Juan Ramón Martínez Elvira


(22) De este modo se menciona, por ejemplo, en el Padrón de Vecinos de 1814.
(23) GALLEGO DÍAZ, J.: Las murallas de (Úbeda. Extraordinario de "La Opinión", 1896.
(24) RUIZ PRIETO, M.: Historia de Úbeda. Edición de 0lavide, p6g. 306.
(25) REGLA, J.: Historia de España Ilustrada. Ed. Sopena. Tomo I. P6gs. 528-529.
(26) Lo publica en la revista "Gavel/ar", núm. 113.
(27) AM U. Leg. Compañía de Jesús. Cuaderno Pleito sobre sise ha de romper la muralla.
(28) RUIZ PRIETO, op. cit., pp. 354 y 503.
(29) VANO SILVESTRE, R.: Las murallas de Úbeda. Ed. IEG. Págs. 23-24.
(30) Rev. "Gavellar", núm. 135. Líneas 6 y 7.