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Julio de Aquiles, el pintor italiano que vivió y murió en Úbeda (I)

Juan Ramón Martínez Elvira

en Ibiut. Año XVII, nº 98. pp. Octubre de 1998 22-23

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INTRODUCCIÓN

Giulio Aquilli (o Julio de Aquiles] es un pintor italiano que llega a España en compañía de su colega Alejandro Mayner y bajo la protección del ubetense Francisco de los Cobos. Según Pacheco (1) —el suegro de Velázquez—, es posible que ambos fueran discípulos de Juan de Udine y Rafael de Urbino, quienes a partir de ciertos descubrimientos de pinturas en las grutas de San Pedro a Vincula hicieron renacer la técnica y aplicación de los antiguos grutescos romanos, iniciando con ello un nuevo camino en la decoración mural.

Aquiles y Mayner trajeron este estilo a España, concretamente, a Valladolid y Úbeda (donde pintaron en los respectivos palacios del Comendador Mayor Cobos) y a Granada (donde lo hicieron en el Tocador de la Reina del palacio nazarí). De todas estas pinturas, sólo se han conservado las de la Alhambra granadina, las cuales, en palabras del profesor Pita Andrade, "tienen subido interés en la historia de la ornamentación renacentista: de motivos puramente decorativos pasan a tempranísimas composiciones naturalistas".

Efectivamente, al temple o al fresco, sus técnicas y sus temas tuvieron amplia repercusión en toda la península y, según el mencionado Pacheco, influyeron determinantemente en artistas como Pedro de Raxis, por ejemplo, al cual veremos luego realizar las pinturas del Hospital de Santiago ubetense.

JULIO DE AQUILES, VECINO DE ÚBEDA

Aquiles se nos muestra por vez primera como vecino de Úbeda el 7 de enero de 1550, fecha en la que vende al mercader ubetense Alonso de Baeza un esclavo negro de 13 o 14 años llamado Pedro (2).

Dado que el derecho a la vecindad requería un tiempo previo de residencia, y puesto que sabemos que sus trabajos en Granada terminan en 1546, es presumible que a partir de este año se trasladase a Ubeda, donde había de morir, donde había de ser enterrado y donde continuaría viviendo su familia. Estaba casado con Isabel de Monzón, que le dio un buen número de hijos, de los cuales, al menos siete sobrevivieron al padre. Gerónima de Aquiles, Juana de Aquiles o de Monzón, Antonio Julio (también llamado Marco Antonio de Aquiles o, simplemente, Antonio de Aquiles), Faustino de Narváez, Luis de Julio o Luis de Monzón, Lucía de Monzón y Valentina Fernández. Todos ellos eran menores de 25 años en 1563, a excepción, parece ser, de Antonio, ya que ejerce de curador de sus hermanos a la muerte del padre (3).

Esta debió ocurrir a poco de otorgar su testamento (4) (18 de junio de 1556), pues a los pocos meses se le cita ya como difunto.

Su postrer deseo fue enterrarse en la iglesia parroquial de Santo Tomás, en una sepultura que se tomase al efecto. Tal elección pudo estar determinada, ya por la influencia de la familia Cobos —que en dicho templo aún conservaba la magnífica capilla de la Concepción, panteón de los ascendientes de don Francisco—, ya porque, como después se verá, Aquiles trabaja en dicha iglesia y a su contacto pudo sentir una especial predilección hacia ella.

Así pues, debe considerarse que en dicho templo —desgraciadamente desaparecido— fue inhumado el cadáver del pintor. Quizás aún, en el subsuelo de lo que fue Santo Tomás, permanezcan los huesos de este "valiente" (5) italiano.

¿DÓNDE VIVIÓ JULIO DE AQUILES?

Desafortunadamente, localizar a un determinado personaje en época anterior a la aparición de los podrones de vecindad, no es tarea fácil. De Aquiles no se conocía en principio más que su condición de vecino en la jurisdicción parroquial de Santa María. De esta colación eran ya vecinos los Aquiles el 6 de agosto de 1554, fecha en que declarándose por tales, dicen haber vendido las casas que poseían en la Alhambra de Granada (6). Probablemente, por entonces viviesen en la misma casa cuya portada les construyera Vandelvira en 1550 (7).

Lo cierto es que el matrimonio llegó a poseer en dicha parroquia dos viviendas colindantes, una de las cuales acabóse vendiendo al poeta Sebastián de Córdoba y a su mujer, María del Castillo, el 10 de marzo de 1556, pocos meses antes de la muerte del italiano. En esta escritura de compraventa se especifica que la vivienda en cuestión delimita con Alonso Gámez y con "otras casas mias que son las que alindan con el callejon...e mas os vendo una pieça que cae y esta sobre el fuego de la dicha mi casa" (8). Posteriormente, el 17 de junio -un día antes de que el artista otorgase testamento- cedieron al de Córdoba el derecho a labrar y edificar en dicha pieza" (9).

Gozaban ya Sebastián y su esposa del pleno uso y disfrute de esta casa el 7 de junio, en que avalaron con ella un censo comprado al canónigo Juan de Magaña (10). Pero la operación no parecía haberse cerrado del todo, pues de ser así, el poeta-tundidor no se hubiese visto implicado en un pleito del que damos sucinta relación, siquiera sea porque en él intervienen tres figuras excepcionales del Arte:

Sucedió que Aquiles no había cumplido el contrato estipulado con doña Mayor de Zambrana por el que se obligaba a pintarle un retablo. Esta señora presentó la correspondiente demanda, y la justicia -ya muerto el pintor- dictaminó a favor de ella que habrían de devolvérsele 50 ducados. Dado que Vandelvira había actuado de fiador de Aquiles, se vio obligado a su reintegro, amén de 400 maravedíes de costas, el 16 de noviembre de ese año de 1556 (11). Pero, naturalmente, no dio por perdida dicha cantidad y quiso recobrarla. Acudió a la viuda, Isabel de Monzón, quien, a lo que parece, carecía de bienes y aún no había sido totalmente pagada por Sebastián de Córdoba. En vista de ello, el arquitecto exigió los 50 ducados al poeta, quien debió protestar a la viuda, ya que Isabel se apresuró a firmar una escritura por la que se obligaba a concertarse con Vandelvira para que este no exigiese a Córdoba ninguna suma. Cuando Vandelvira, por virtud de este concierto, se hubiese apartado del pleito, el poeta le pagaría a la viuda 5.000 maravedíes.

El hecho es que, entre esta variopinia y anecdótica documentación, van apareciendo nuevos deslindes que, encadenados, nos permiten localizar a Julio de Aquiles como vecino de la actual calle de Lorenzo Soto, concretamente en el número 3, donde en una de sus habitaciones aún se ven unos frescos de los que puede pensarse con cierto fundamento que su autor no es otro que Julio de Aquiles.

Isabel de Monzón, en su viudedad, no debió gozar de holgura económica, toda vez que hubo de desprenderse también de la otra casa de su propiedad, pues en 1563 habitaba en la demarcación de San Pablo y al año siguiente se trasladaba a una vivienda de Luis de Valdivia, en la colación de Santa María, a linde de Diego de la Peñuela (12).

SU OBRA

Aparte de las intervenciones que citan los estudiosos en la bibliografía al uso -ya enumeradas sucintamente-, a través de su testamento y de varias escrituras notariales, puede seguirse el hilo de otras obras de Aquiles proyectadas o llevadas a cabo en nuestra ciudad y en diversas lugares del contorno.

Así, dentro de Úbeda, se conocen sus actuaciones coma pintor-decorador en la copilla que en San Pablo erigió el Camarero Vago, en el palacio de don Francisco de los Cobos y en una pieza de las casas de Alonso de Villarroel, situadas en la colación de Santo Domingo. Como tracista, intervino también haciendo dibujos para los relieves del Salvador. Y como ensamblador y escultor realizó los retablos de las capillas del Deán Ortega en San Nicolás y de los Seguras en Santo Tomás. Por diversos motivos, también dejó inconclusos otros encargos, como el dorado y estofado del retablo de la capilla de doña Mayar de Zambrana, también en Santo Tomás, etc.

Fuera de nuestra ciudad, Julio de Aquiles trazó doce modelos de vidriera para una iglesia granadina, hizo el retablo de la iglesia de Santa María de Torreperogil e intervino en la de Segura de la Sierra.

De todo ello dábamos cumplida información en el primer esbozo de este trabajo, pero cuando del mismo no restaba más que su envío a la imprenta, llegó a nuestras manos una separata del número XXIII de Cuadernos de Arte de la Universidad de Granada, 1992, en la que nuestro amigo Vicente M. Ruiz Fuentes, bajo el título de El pintor Julio de Aquiles: aportes documentales a su vida y obra, realizaba un estudio de nuestro personaje a la luz de las mismas fuentes manejadas por nosotros. Ello significaba, pues, que de todo o casi todo lo que fuéramos a publicar ya existía referencia pública. En consecuencia, hemos suprimido esa pormenorización ya innecesaria, y con mucho gusto remitimos al lector a la mencionada revista.

Sólo vamos a desarrollar, pues, algunos aspectos en los que no aparece esa absoluta coincidencia en el aporte documental.
(Continuará)
Juan Ramón Martínez Elvira

(1) PACHECO, FRANCISCO- El arte de la pintura. Fd. Cátedra,1990, pp 460-461. Edición, introducción y notas de Bonaventura Bassegada i Hugas.
(2) AHMU. Protolo nº 271, cuad. 24.
(3) AHMU. Prot. fs CC y CCI.
(4) Se otorgó antee el escribano Juan de Córdoba. Fueron nombrados sus albaceas los clérigos Francisco de Oria y Juan Rodríguez de la Torre, y designó como herederos a todos sus hijos-
(5) Con este adjetivo califica Pacheco en su ya citada obra a los dos autores extranjetos.
(6) AHMU Prot. nº 317,s/f
(7) Véase el trabajo de Ruiz Fuentes y Almagro García en revista Ibiut n° 17, abril, 1985, págs. 18-19.
(8) AHMU Prot. nº 183, s/f
(9) Ibidem
(10) Ibidem
(11) AHMU. Prot. nº 183, s/f. En la carta de pago se dice que Doña Mayor de Zambrana "dio a pintar un Retablo a jullio de aquiles pyntor difº.. con ciertas condiciones sigue q paso por scpura ante alº. de toledp ssº e por Razon de ql dho Jullio de aquiles no cumplio lo questaba obligado yo pedí excnº contra sus bienes e contra andres de vandelbyra su fiador por treynia mill mrs poquilo mas o m°s q yo le avia dado al dho jullia de aquiles e por la justª' desta çíbdad se mando executar solamente por çinquenta dusº... en bienes de dho andres de vandelbyra".
(12) AHMU. Prot n° 176, f. 44 v., 26 VI.1 S64