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JAÉN

Juan Pasquau Guerrero

en Diario Ideal. 30 de mayo de 1976

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Despeñaperros y luego los olivos de Jaén. ¿Cómo es Jaén? Ah, pues tenemos a mano la palabra. "Plateado Jaén" dijo Antonio Ma­chada. No es que dijera de­masiado, pero el adjetivo gusta. El primer año que tuvo lugar el "Día de la Provincia", precisamente en Alca­lá la Real, creo recordar que dije que la plata es más noble que el oro. No confundamos, por Dios, riqueza con nobleza. Es lo que viene haciendo la Historia —y lo que usted y yo veni­mos haciendo— desde hace mucho tiempo, desde siempre. Si Jaén es de plata, pensemos, para ser buenos jaeneros, que la plata no se com­pra con oro. Que es más bella que él. ¿Por qué no va a ser éste un exce­lente consuelo? (Porque si nos po­nemos "materalistas" la aguamos). Sin embargo hace falta que no sea consuelo de tontos, aunque si orgu­llo de muchos.

No obstante, si amueblamos bien nuestro amor, nuestra amistad, nues­tro cariño a la provincia, veremos que lo de aumentar una prosperidad y unos medios de promoción, es algo que no puede faltar. Es deber de to­dos que no falte. Yo leía días atrás la reunión en Madrid de los señores de las Cámaras de Comercio. Estu­diaban problemas y atisbaban solu­ciones y proponían remedios para es­ta especie de desmadejamiento eco­nómico del Santo Reino y, más gené­ricamente de Andalucía toda. Pensé, entonces, que Jaén no puede abomi­nar de sus altos valores —de su pla­ta más noble que el oro y con la que el oro no se compra—, pero que ello no es óbice para que por la capital y por los Cerros de Úbeda, y por el Condado, y por la Sierra de Segura, y por la de Cazorla, y por los pueblos arrebujados en Mágina y para las es­beltas ciudades de Andújar acá que escoltan al Guadalquivir, y para Linares y La Carolina mineros, y pa­ra el aceitunero Martos..., pensé, di­go, que nuestras sazones y nuestros blasones no sean óbice para un re­nacer limpio y vigoroso de todo eso que llamamos la economía de estas tierras.

Si yo fuera economista diría que el preconizado resurgir para ser autén­tico, habría de tener una nota de se­renidad. Nunca estrepitosa nunca tumultuosa. No hay que pedirlo por­que ya somos así. Creo que Jaén —la ''provincia de Jaén"— no subirá nun­ca "como la espuma". ¿Para qué? Desconfíen ustedes de la espuma. Lue­go o se deshace o baja.

En este "Día de la Provincia" ur­ge un acto de fe en Jaén. Jaén fue y es y será, Pero que no sea, como en el famoso soneto de Quevedo, "un fue y un es y un será cansado". Pro­hibido cansarse.