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Lo que hemos averiguado del Teatro Principal

Ramón Molina Navarrete

en Ibiut. Año V, nº 23. Abril de 1986, pp. 26-27

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El pasado 16 de diciembre cerraba sus puertas el legendario Teatro Principal.

Inmediatamente surgió la exclamación: ¡Qué pena..., después de tantos años...! Y es que en esta vida se le llega a tomar cariño a las cosas e incluso a las casas. El Principal se había cerrado, el momento actual de televisión, videos y comodidad había obligado al empresario Sr. Sola a cerrar las puertas de un recinto que había estado abierto al teatro, al cine y al espectáculo durante muchos años. Sí, durante muchos años. Sí, ¿pero cuántos?

He aquí el problema. Comencé a saciar mi curiosidad en libros, Historias de Úbeda, a preguntar a los más ancianos..., y nada, los libros se olvidaron de que en la calle Jurado Gómez había un local histórico por viejo, se olvidaron de quiénes eran sus dueños, de qué era aquella casa antes de ser local de representaciones, y los ancianos no decían otra cosa que desde siempre aquello había sido teatro. La curiosidad me siguió empujando y comencé una humilde investigación.

Lo primero que intenté fue enterarme de sus actuales propietarios. Unos me decían que "éstos"..., otros que "aquéllos"... Así, con una larga lista de nombres, me personé en el Registro Civil de la Propiedad. ¡Pero todo había sido un error!. Ninguno de aquellos aparecía en los libros como propietario del Teatro Principal.

Cuando ya había dejado el tema por imposible, en una conversación con D. Esteban Valenzuela, surgió la conversación del Principal y él me indicó el nombre de uno de sus antiguos propietarios. Inmediatamente volví al Registro y de nuevo a molestar, pero ellos pacientemente me volvieron a atender y después de algunos días dieron con el "filón" que llevaba a las raíces del teatro.

Así podemos saber —y esto es lo más profundo alcanzado, pues el Registro Civil comenzó como tal a partir del uno de Enero de 1863—, que con fecha 28 de Diciembre de 1863, se hace una inscripción tomada a razón de una escritura otorgada en 8 de Febrero de 1861 ante el escribano D. Rafael Almagro, por la que consta que D. Antonio Rubio vendió a D. Ignacio y D. Salvador Savater de esta vecindad, lo que se expresa en dicho asiento que es del tenor siguiente:

"Una casa Teatro en la calle Jurado Gómez, número 8, de esta ciudad, que linda Ste con la indicada calle; Mediodía con casa y corral de Pablo Cabrera y Occidente con corrales de casa de d. Manuel Ortiz" (1).

¡Habíamos dado con el teatro! Por fin habíamos llegado al límite de lo que el Registro Civil podría ofrecernos. No era mucho, desde luego, pero al menos servía para convencernos documentalmente de que en 1861 ya había ahí, sin duda, una Casa Teatro.

¿Esta casa teatro, tendría la misma distribución que en la actualidad? Creemos que no, porque después encontramos otra anotación en la que se expresa que los hermanos D. Ignacio y D. Salvador Savater compran, con fecha 10 de noviembre de 1861 y ante el escribano D. Juan José de Moya, una casa a D. Manuel Ráez Navarro con su mujer D.a Isabel Josefa de Arias, cuya partida copiada a la letra dice así:

"Una casa situada en el callejón sin salida que hay en lo alto de la Calle Jurado Gómez de esta ciudad que linda a la derecha de su entrada con otra de D. Manuel Ortiz y por la izquierda hace esquina y rodea a dicha calle".

Es decir, que según hemos leído en lo alto de la calle Jurado Gómez y hacia el callejón sin salida, había una casa que no pertenecía al teatro puesto que fue adquirida posteriormente. Esta casa después se unió definitivamente y tomó parte en la actual distribución del teatro.

También sabemos que con fecha 28 de diciembre de 1863, aparece una inscripción en la que consta que la casa teatro situada en la calle Jurado Gómez tenía una extensión de 4.354 varas cuadradas.

Entre las curiosidades sacadas de las inscripciones en el Registro Civil, diremos que el precio en que D. Antonio Rubio vendía a los Sres. Savater la casa teatro fue de 107.000 reales y que se obligaron a pagarle hasta el día 31 de agosto de 1865, abonando además por razón de réditos 3.000 reales en cada año de los que habían de pasar hasta que se realizara dicho pago.

También hemos podido averiguar que en esta fecha D. Ignacio Savater y Arauco tenía 39 años, era viudo, de profesión banquero y residía en la ciudad de Jaén. El hermano, D. Salvador Savater y Arauco, era menor, tenía 37 años, estaba casado, era también banquero y residía en Úbeda.

0 no debieron estar muy unidos los dos hermanos o bien por motivos de herencia, el caso fue que la Sociedad Savater Hermanos, poco después se disolvió. El teatro quedó en manos de D. Salvador Savater, el menor, posiblemente porque él lo atendería mejor ya que residía en Úbeda.

A partir de estas inscricpciones podemos seguir la historia del Teatro Pricipal hasta nuestros días, pero esto ya es otro trabajo. Lo que sí podemos decir es que actualmente (2) consta tener una extensión de 642 m2 y que linda a la derecha con Plaza del Marqués, hace esquina y vuelve, por la izquierda con herederos de Presentación Cabrera y espalda con casa y corrales de D. Pedro Pasquau Saro.

Son en la actualidad sus dueños: Una mitad indivisa de D. Melchor Utrera y Dª Isabel López, sociedad conyugal. La restante mitad a nombre de D. Cayetano Sola Martínez, a título de compra.

El Teatro Principal comienza a ser estudiado. Es ya un monumento histórico más de nuestra Úbeda artística y milenaria. Como hemos visto, en 1861 era ya Casa Teatro... hay quien asegura que incluso con anterioridad, en siglos anteriores, era corral de comedias. Es posible, pero lo que ahora toma mayor importancia es conservar y cuidar este teatro centenario, como patrimonio artístico nuestro, fiel, inequívoco y mudo testigo de aplausos y pataleos, de días de triunfos y fracasos, de ilusiones y decepciones, de sonrisas y lágrimas, de vida en definitiva, de nuestra vida que no para y nos separa, de nuestra vida que no es más que una carrera de relevos donde tomamos y pasamos el testigo..., y el testigo -hechos, logros, aportaciones- no debe nunca ser dañado, porque el testigo es la historia misma, y la historia debe ser respetada, porque respetando la historia nos respetamos también a todos y cada uno de nosotros.

El hombre no permanece, pero permanecen sus obras. El Teatro Principal es una obra levantada año a año, día a día, y no por un hombre, sino -más hermoso todavía-, por un pueblo entero, en este caso por el pueblo de Úbeda. El Teatro Principal es, pues, historia de la historia de Úbeda y como tal debe ser respetado, cuidado y conservado. Desde aquí abogamos por ello.

R.M.N.

(1) Tomo 18. Folio 150. Finca n° 800.
(2) Inscripción de 22 de Julio de 1980.