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SARO, ÚBEDA Y EL MONUMENTO
Desde que en 1910, siendo comandante, Saro fuera declarado Hijo Adoptivo de Úbeda los favores del futuro general para con su tierra de adopción fueron constantes. Y se intensificaron a partir de la llegada al poder de Primo de Rivera. Dejando a un lado los aspectos “folklóricos” de la acción de Saro en Úbeda, hay hechos indiscutibles. Y es que durante los años de la Dictadura se construyeron en Úbeda los grupos escolares de La Explanada, el Alcázar y el Cristo del Gallo, se abrió la Biblioteca Municipal, se impulsaron las obras del ferrocarril Baeza – Utiel, se construyó el Teatro Ideal Cinema, se abrió el Parador de Turismo, se creó la Escuela de Artes y Oficios, se reconstruyó (magníficamente) la Casa de las Torres... En todo ello es fácil ver la mano del general Saro, ayudando a la ciudad que lo había adoptado y en la que, tampoco hay que olvidar esto, era uno de los más importantes “caciques”.
Tan agradecida quedó la ciudad al general, que a finales de los años veinte levantó un monumento en su honor, sufragado por suscripción popular, e instaló un retrato de Saro en el Salón de Plenos del Ayuntamiento. El monumento fue desmontado a partir de 1931, cuando la República abrió un absurdo proceso de responsabilidades contra los colaboradores con la Dictadura (olvidando que hasta Largo Caballero había sido Consejero de Estado con Primo de Rivera), y luego fusilado durante los primeros días de la Guerra Civil. El retrato del general fue también fusilado, y tras el fin de la guerra Tamayo volvió a realizar el cuadro, poniendo ya en Saro los atributos de general de división. Ese retrato es el que aún hoy cuelga en el Salón de Plenos.
Terminamos ya esta larga reflexión.
Hace pocos años, Úbeda le dedicó la Plaza del Barrio San Pedro al Alcalde Pedro Sola, que lo fue en los años de la dictadura franquista y del que nuestros mayores guardan un recuerdo grato y emocionado. Por esas mismas fechas, el monumento del general Saro se desmontaba de la Plaza de Andalucía para realizar las obras famosas, mientras había voces que pedían airadamente que por nunca jamás volviera el general a la Plaza, por haber luchado en la Guerra Civil y por franquista, decían. Mientras, en el Salón de Plenos del Ayuntamiento, centro de la democracia local, sigue colgando el retrato del general junto a los retratos de otros cuantos personajes de muy dudosa catadura moral. ¿No parece todo esto un poco de locos? ¿No es absurdo que mientras se dedica una plaza a un excelente Alcalde, pero franquista, se silencia la destrucción del magnífico monumento de un general que no fue franquista mientras su retrato sigue colgando en el Salón de Plenos sin que nadie considere esto un insulto?... Esperemos que este artículo, seguramente largo, tedioso y farragoso, sirva para arrojar algo de luz sobre el general Saro y permita que su monumento vuelva a ser instalado en la Plaza de Andalucía, si no como homenaje al general que abrió la Biblioteca Municipal, sí al menos por su valor artístico indudable. Y, ojalá, sirva también para que cuando se debata sobre estos temas se haga desde la seriedad y el conocimiento.
Manuel Madrid Delgado
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