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Los niños expósitos: trescientos años de historia en Úbeda (VI)

Ramón Molina Navarrete

en Ibiut. Año VII, nº 33. Diciembre de 1987, pp. 26-27

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UN ESTUDIO DEL AÑO 1750

Vamos a hacer una nueva parada en los datos numéricos referidos a los niños expósitos. Esta vez pertenecientes al año 1750. Como habrá observado el lector venimos haciéndolo en fechas claves para no ser reiterativos en la cuestión estadística. Estos son:

Se reciben este año cincuenta y un niños. De Iznatoraf se recibieron tres, de Villacarrillo cinco, de Cazorla diez, de Villanueva seis, de Santisteban uno, de Sabiote uno, de Torreperogil dos y de Quesada uno. De todos ellos sólo uno fue prohijado en 1754. De otro no se especifica nada en concreto, sólo una simple anotación que dice: "Tuvo de costo en la cuna seis cuartos". Es, pues, casi seguro que falleció. Del resto, de los cuarenta y nueve restantes, sí sabemos con certeza qué fue de ellos: Murieron.

Es tremendo pensar que de cincuenta y un niños abandonados en este año, sólo uno consiguiera salir adelante. La mortalidad hizo estragos en esta fecha de mitad justo de siglo. Hemos intentado buscar en la historia local las causas que pudieron dar lugar a tan funesto balance y hemos encontrado en la "Biografía de Úbeda" esta importante anotación: "El máximo agobio económico para nuestra ciudad en este reinado (Fernando VI) lo marca quizás el año 1750 en el que se vendió el trigo a 40 reales la fanega y a 14 cuartos 'la carrera de pan de cuatro libras'". ¿Queda clara la causa?

EL HOSPITAL DE IZNATORAF Y EL ESPÍRITU SANTO DE ÚBEDA.

El investigador D. Juan Rubio -al que agradecemos tan generoso hecho-, nos ha enviado unos importantes datos descubiertos en el Libro de Fábrica 6.° del Archivo Parroquial de Ntra. Sra. de la Asunción de Iznatoraf y que vienen a enriquecer nuestra historia sobre los niños expósitos.

Entre otros datos queremos destacar el hecho de saber cómo se producía el abandono en estos pueblos y la relación dependiente con la casa-cuna de Ubeda. El niño era abandonado, por regla general, en la Iglesia, unas veces dentro, en un rincón, sobre un banco, en un confesionario..., y otras, la mayoría de las veces, en la puerta de la calle del templo y generalmente de noche. También eran abandonados en escalones de puertas de gente pudiente, pero los menos.

Recogido el niño -y ahora hablamos especialmente de Iznatoraf-, se bautizaba y era llevado al Hospital de la Limpia Concepción de Ntra. Sra. de Pobres Transeúntes, donde permanecía un día y hacía de gasto ocho reales incluidos en ellos el costo de transporte a Úbeda. Si el niño, por motivos varios, como podía ser el mal tiempo o la falta de medios de transporte, tenía que permanecer algún día más en el hospital, entonces se pedía limosna por las casas, porque entre otras razones el hospital en esa fecha no estaba precisamente sobrado de dinero.

Otro dato digno es saber que por cada niño que el pueblo de Iznatoraf enviaba a Úbeda, se pagaban, por regla general, al Hospital del Espíritu Santo, cuatro fanegas de trigo.

LAS ADMINISTRACIONES, LA TAZA Y EL CUNERO

El 24 de julio de 1711 nos encontramos ocupando el cargo de "mayordomo de los bienes y rentas de la cofradía" a D. Juan Francisco Muñoz. La cofradía tenía por entonces no demasiadas propiedades, y se tenían que servir de la limosna. De este modo los cofrades se repartían por meses "la taza". Con ella salían a pedir por las calles y las casas, con la intención de conseguir donativos para mantener con vida a tantos pequeños abandonados.

D. Juan Fº Muñoz sigue en el cargo hasta el 14 de julio de 1721 en que fallece. Es nombrado D. Nicolás Martínez, hasta el 30 de junio de 1747 que es nombrado D. Juan Lorenzo Laínez. El 8 de abril de 1756 se dice: "está accidentado de grave enfermedad", y se nombra mayordomo accidental a D. Vicente Florentín Chinel, cargo ya definitivo que continúa ocupando todavía en 1764, en cuya fecha (1 de julio) se especifica: "Relixieron a Vicente Florentín Chinel".

Lo curioso también es ver como en el libro de actas de fecha 27 de junio de 1762 se dice: "Acordaron relexis como relixieron por Mayordomo Administrador de los vienes de esta Cofradía a Vizente Florentín Chinel bax de Poder que le tiene dado y relixieron por cunero a francisco de Sevilla".

Con esto queda demostrado que en la casa-cuna había también un hombre encargado y cuyo trabajo consistía, entre otras labores, en buscar leña, hacer las compras, recoger las demandas, repartir la taza..., pero este cargo no es nuevo, ya en el año 1698 se indica en una anotación el pago de 132 reales a Juan de Campos "vecino de esta ciudad que asiste a cuidar los niños...". Aparte aparece otra anotación que señala se le compra unos zapatos a cargo de la cofradía.

LOS ABANDONOS INHUMANOS

Todos los abandonos de niños y de todas las épocas son inhumanos. Dejar a una criatura indefensa "tirada" en cualquier parte es algo que hace quedar al hombre incluso por debajo de los animales. Pero por motivos varios y especialmente por culpa de una moral hipócrita y la esclavitud económica, supongamos que el niño puede ser abandonado. Para eso se construyó una casa-cuna y un torno, así, de alguna manera, casi se legalizaba el hecho. Pero hacer lo que algunos llegaron a hacer con recién nacidos no tiene demasiadas palabras que lo justifiquen; y si no díganme si me equivoco después de referir, como muestra, estos cinco casos:

- El día 10 de diciembre de 1752 aparece un niño "completamente desnudo en un pesebre de la casa del Sr. D. Agustín Duque, comisario de esta cofradía". Inmediatamente -tal era su estado-, se le "echó el agua". Repuesto en algo el niño fue bautizado en Santo Domingo el día 15. Pero el pequeño estaba ya, apenas con unos días en sus carnes, cansado de vivir y decidió descansar por siempre el mismo día de nochebuena, mientras todos, seguramente, cantaban villancicos a otro Niño recién nacido que habían dejado también en un pesebre.

- En la noche del día 1 de marzo de 1762, "dejaron un niño totalmente en cueros en la puerta de José Cortés del Moral". Fue llevado a la cuna donde cinco días después murió.

- También en la noche del día 20 de febrero de 1769 un hombre entregó una niña diciendo se la había encontrado "en una puerta accesoria de la Iglesia del Espíritu Santo que cae al Rastro".

- Pero lo inhumano sube de tono tras leer el abandono producido el 5 de marzo de 1776. No fue en un escalón, ni en un rincón, ni tan siquiera en un pesebre..., fue en un montón de estiércol y basura, sin más ropa que un "trapajo negro". Se la encontró un hombre que "pasaba por la calle del Niño, en el exío, en un estercolero". A la niña se la bautizó en San Nicolás y se le puso el no menos significativo nombre de María de los Dolores Nicolasa. Murió el 11 de abril.

- El 6 de julio de 1785 apareció un niño "tirado" en medio de un haza. Y punto.
(Continuará)

R.M.N.