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La epidemia de la peste de 1681 en Úbeda (II)

Luis Juan Gómez

en Gavellar. Año VI, nº 62-63. Enero-Febrero de 1979, p. 4

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En la segunda mitad del siglo seguimos encontrando constantes alusiones a la enfermedad. Las medidas de seguridad vuelven a aoentuarse en diversos años. De 1676 hay una relación detallada de los gastos en la construcción de una cerca en las calles que dieran al campo con la intención de aumentar la eficacia en el control del tráfico humano y comercial con otras ciudades. El dinero para las obras se obtuvo del impuesto de dos maravedises que pesaban sabre cada libra de carne y de las multas impuestas a varios Individuos. En ello se invirtieron 3.658 reales y 26 maravedises.

La vigilancia se intensifica en las puertas, según afirma una disposición del Ayuntamiento de 1677: «...para la buena guardia y custodia desta ciudad por la peste que se padece en Cartagena, Murcia y otras partes..., que los caballeros que asisten a la guarda de las puertas estén en ellas de día y de noche sin faltar hasta entregar la llave al que les siguiere...» También hay disposiciones para reanudar el comercio con Ronda una vez pasado el contagio mientras se mantienen las medidas con respecto a Málaga y Vélez Málaga, donde aún continúa haciendo estragos la epidemia (1679), pero una orden de don José Sánchez Samaniego, corregidor de Baeza y Úbeda vuelve a aislar Ronda y asimismo Motril, Antequera y Granada: «El Consejo (del rey) ha tenido noticia de que en la ciudad de Granada ha tocado contaxio y que también a vuelto a tocar en la de Ronda...» El corregidor ilustra su orden con una larga lista de instrucciones haciendo hincapié en la prohibición del tráfico con Granada, «la más copiosa de vecindad y comercio en todo el reyno...», y creando un cuerpo de guardias rurales que vigilasen los caminos e impidieran el paso hacia las ciudades sanas a todas aquellas personas procedentes de focos pestosos.

Hubo varios motivos de alarma como en el caso de en religioso del convento de Las Mercedes que había llegado a Úbeda procedente de Murcia, al que se ordenó dejar la ciudad y dirigirse a Granada, o en el caso de Francisca de Molina, esclava fugitiva que al ser apresada había dicho venir a Sevilla «donde se padeze mal de contaxio por salir de la dicha prisión y andar más libremente hizo la dicha declaraoión, y por no volver a casa del dicho su amo».

A pesar de que durante varias semanas las autoridades de Baeza intentaron disipar las sospechas de que su ciudad se hallaba infectada —tal vez por temor al inmediato cerco preventivo—, a finales del año de 1680 se confirma el contagio; de ello da fe una carta de don Juan Montero de Espinosa, alcalde de Úbeda, a las villas próximas: «...a los señores alcaldes y demás justicias de las villas del Mármol, Rus, Carena, Ibros, Lupión, Bexixar, como habiendo tenido noticia de que la ziudad de Baeza padecía achaque de contaxio y recibido una carta orden del Sr. D. Pedro de Porres Narváez y Silva, caballero de la Orden de Santiago, rexidor de la ciudad de Granada...»

José Maria Orozco Sanjuán en su libro «Apuntes sobre la historia antigua de Úbeda y aparición de Ntra. Sra. de Guadalupe», publicado en 1872, dice: Esta calamidad (la peste) se introdujo en Andalucía y vino a Úbeda en una ropa que trajo un marchante de la calle de Valencia, procedente de Baeza, donde existia el contagio...». En la documentación del Archivo Municipal no hay ninguna alusión explicita a la vía de penetración de la entermedad en nuestra ciudad, pero lo que sí está claro es que a primeros de abril de 1681 se desata la epidemia con especial virulencia. Los contagiados se refugian en una casa de la cuesta Peraleda y en pocos días abarrotan el hospital de Santiago. Como siempre, el rumor de contagio motivaba el cerco por parte de las ciudades próximas, aún antes de que se declarase oficialmente contagiada. Tal caso ocurrió con Córdoba, según se desprende de la carta del nuevo corregidor de Baeza y Úbeda, don Jerónimo Matías de Salazar, quien, tras una curiosa y detallada explicación de su estado de salud personal diciendo «...pues ha 9 días que por falta della (salud) he guardado la cama y la cassa sin tener alivio considerable hasta ahora aunque he hecho algunas evacuaciones y otros remedios...», pasa a trataer el problema que nos interesa: «... no quiero dejar de escrivir a Vm. estos renglones avisándole de haver dado quentas al Consejo de todo lo que Vm. escrive en orden a la sanidad de Úbeda y de la mejoría de Baeza repitiendo las quejas contra la ciudad de Cordova por haverle prohibido el comercio, sobre que tengo escripto a D. Luis de los Ríos su corregidor para que la enmiende mientras no estuviere declarada por contagiada la ciudad de Úbeda». En otra carta dirigida al corregidor, fechada el 22 de abril de 1681, se confirma que han sido declaradas contagiadas las villas de Jódar, Torres y Jimena.

Luis Juan GOMEZ