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La lenta agonía de las puertas y murallas de Úbeda (II): Puerta o Postigo del Marqués

Ginés de la Jara Torres Navarrete

en Gavellar. Año VIII, nº 93-94. Julio-Agosto de 1981, pp. 23

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Allí donde termina el Rastro y comienza la Cava, adosado a da capilla del Espiriltu Santo (hoy esquina del palacio del marqués de la Rambla), se levantaba esta puerta o postigo.

La primera noticia que tenemos de este arco data de 1617. Por aquellos años el aspecto público dejaba mucho que desear y en las proximidades del mismo se amontonaban toda clase de inmundicias. Nada extraño y cosa natural dado que en el Rastro estaba el matadero público y las carnicerías, donde llegaban las manadas de reses a ser sacrificadas, depositándose junto a los cimientos de la cerca los estiércoles y otros despendicios (1).

Por tanto, en 1617 el Concejo ordena reparar el pretil de la muralla del Postigo y limpiar de suciedad aquel lugar por ser perjudicial a los muros. Poco o nada cantaba la salubridad pública. Sobre esta primera noticia vemos en el cabildo celebrado el 2 de marzo de 1617:

«La Ciudad aquerda que los cavalleros camisarios della hagan adobar (arreglar) el pretil que está pegado a la muralla del Postigo della junto al Espíritu Santo, que ay mucho estiércol de las vestias y recibe gran perjuicio la muralla y es necesario que se adobe. (2).

Pero el Rastro estaba condenado en razón del viejo matadero a ser un rincón infecto y desagradablle y en 1720, un siglo después de aquella otra limpieza, Fray Pedro Calvo Ordóñez, procurador y guardian del convento de San Francisco, y don Francisco Ruiz Gaytán, del orden del Santo Espíritu, prior de este convento dicen:

«Que ya consta a Vuestra Señoría como la cloaca que llaman la tragona que sirve de conducto y esguazo para el agua y inmundicias del matadero público y tiene su curso desde dicho matadero calle del Rastro, Tesillo del Espiritu Santo y Cava... y por sus roturas se calan los cimientos de dicho convento del Espíritu Santo en cuya iglesia e con yndezencia notable se percibe su fetor..., y por yr inmediata de dicha tragona a la cañeria del agua del Convento de Nuestro Padre San Francisco se introducen impurezas y mal olor en notable perjuicio de los religiosos...» (3).

Piden los frailes remedio a sus males y seguro que atendidas sus súplicas las murallas del Rastro y Postigo del marqués quedarían remozadas con una limpieza a fondo.

La situación de esta puerta nos la ratifica también una denuncia recogida en el cabildo de 18 de diciembre de 1819 que dice:

«...Se dirigió por la calle del Rastro a las casas de la señora Bernuy, que es allegando cerca del Arco del Marqués de la Rambla...».

Esta puerta queda semiahogada en 1844 al enajenar el Ayuntamiento el terreno existente justo a la salida del mismo hacia la Cava. Sabre elle hablan en el cabildo de 6 de junio de aquel año:

«El informe de los peritos públicos manifiesta ser inonbeniente para el aspecto público la obra que tiene proyectada Cristóbal Ylillo a la salida del Arco del Marqués, parroquia de Santo Domingo, pues habiendo tirado la cuerda resullltan diez varas superficiales, o sea cuadradas y que su valor consiste en ochenta reales. En su virtud se acuerda que mediante a que no es cantidad que debe imponerse a censo, los entregue el administrador de propios danddole certificación al interesado para guarde de su derecho.

LA SENTENCIA DE MUERTE

No sabemos qué entendían par progreso en aquellos años. Dan a entender liquidar la historia hecha piedra. Es curioso que por entonces alguien que nos llega del norte solicita instalar una fábrica de fósforos, e incluso un natural una caldera de vapor para una industria, y ponen el grito en el cielo por el riesgo que equellos «artefactos» representaban. Y como progreso representaba para ellos quitar de inmedio las puertas de la muralla, la ciudad pronuncia su formal sentencia de muerte en el Ayuntamiento celebrado el 14 de diciembre de 1865. Dicen así: «A fin de ensanchar la via pública se acordó que se derribe el Arco del Marqués...».

EL VERDADERO ENCLAVE DE AQUELLA PUERTA

Al desempolvar minuciosamente da historia oculta de Úbeda, topamos con un documento que echa por tierra la hipótesis de esa puerta gótico-mudéjar derribada clandestinamente en 1960 en las proximidades del palacio del marqués de la Rambla. Esta puerta dista mucho de ser el Arco del Marqués, pues hemos visto cómo en un cabildo de 2 de mayo de 1617 dicen que el postigo estaba «junto al Espiritu Santo», y esta capilla estaba al final del Rastro y no al comienzo de la Cava. Véase también cómo en 1844 se cede por la Ciudad a Cristóbal de Ylillo las diez varas de terreno existentes a la salida del mentado arco, por debajo sin duda del mismo hacia la Cava, pues por el liado de arriba ya se levantaba el palacio de la Rambla.

Más historia nos apoya aún: Cuando Úbeda proyecta su derribo para dar anchura a la calle, el marqués de la Rambla es consultado y éste dice tajante: «...que el Arco llamado del Marqués es de su propiedad, que no se opane a su derribo pero si se lleva a efecto debe repararse la fachada de su casa...».

Está claro que esta puerta se levantaba entre la muralla (hoy hornacina de la Virgen) y la esquina contigua en cuyas casas existió y fue derribado un arco que correspondió sin duda a otra edificación ajena a la muralla.

No pudo por tanto quedar prisionero el Arco del Marqués en la casa levantada por debajo de éste en 1844 por Cristóbal de Ylillo, ya que en 1866 vemos que se hallaba libre y lindero al palacio de la Rambla. Lo dice así el acta capitular de 4 de enero de 1866:

«...Se da lectura a una instancia de Don Bernardo de Orozco, Marqués de la Rambla, esponiendo que el Arco llamado del Marqués es de su propiedad, que no se opone a su derribe pero que si se lleva a afecto debe repararse da fachada de su casa, en buen estado, y garantizarsele respecto de los perjuicios que pueda tener su casa en virtud de dicho derribo.»

Sí se salvó el torreón próximo al palacio de don Bernardo de Orozco que aún estira su cuello cuadrado entre las edificaciones, justo sabre la puerta de servicio de esta maravillosa mansión, cara al Rastro. La tradición dice que en 1300 fue hallada en el hueco de esta muralla la imagen de la Virgen de la Luz, colocada en memoria del Xl marqués de la Rambla en vistosa hornacina, dando vista al famoso postigo que dio nombre a la calle y que los hombres insensibles a lo bello hicieron desaparecer en 1866.

En un cerrar de ojos, nos imaginamos este rincón vacío de historia y de arte con la silueta parda de unas fuertes dovelas y unos muros macizos protegiendo el caserío de aquellos viejos parroquianos de Santo Domingo de Silos.

Ginés TORRES NAVARRETE

(1)En eI cabildo de 5 de octubre de 1616, f. 208 v. dicen: «que desde principio deste año diez y seis hasta fin de Noviembre no se maten en el Rastro ningún ternero ni ganado.»
(2) Folio 165 v. Libro de Cabildos año 1617.
(3) Legajo Conventos. (San Francis'co), estante VII, tabla IV, Archivo Histórico de Úbeda.