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OTRA VEZ «PRIMAVERA MELANCOLÍA»

Juan Pasquau Guerrero

en Polvo Iluminado [Gráficas Bellón] . Úbeda, 1948

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quizá la íntima tragedia del hombre mortal: reconocerse, criatura de una sola primavera, planta de un sólo abril, de una sola juventud. Ese es el drama y también, ese es el sainete. Porque ¿no es cuando Fausto, resignado, intenta recobrar su mocedad, cuando surgen, en la comedia humana, todas las peripecias? ¿No nace de la pretensión de ser o de aparentar lo que no somos, el fracaso cómico-trágico con que se va hilando y preparando el tejido de todos los ridículos? La prima­vera viene y va. Pero nosotros, ¡ay! como en el artículo de Alarcón, «nos iremos y no volveremos más».

Es por eso por lo que el hombre caviloso no ha tenido su dicha completa en este día de felicitación al campo. Ha venido el ocaso, también, para este día de mayo —otoño en primavera— y, entonces, tras de la pasajera euforia, su alma ha vuelto a poblarse de ideas y de pensamientos, acabada ya la verbena de sensaciones... Ha cesado la subterránea alacridad del agua y quién sabe si han comenzado a cuajar en el subconsciente, sutiles estalactitas nostálgicas...

Primavera, primavera. Ya sabe el hombre pensador que hay que ser primaverales. Pero, primaverales a tiempo. ¿Qué cosechas daría el campo si siempre durara la primavera? No es la primavera sino una fase. Nuestra vida, la de cada hombre, ¿puede quedarse en promesa y en belleza? No, exultante poeta; no, cálido Rubén; no es «vivir abril lo que importa». Es necesario vivir todos los meses del año. Y si agradable, es abrazarse con abril, si jocundo es transpirar la prima­vera por los cuatro costados del alma, si maravilloso es tender, en el césped, la ropa blanca de nuestras ideas, dándonos mientras al des­nudismo acariciante de las sensaciones puras..., bello y santo, limpio y magnífico es el «vivir de ideas», el vivir maduro que recolecta en frutos dorados toda la cosecha de un largo proceso genésico.

¿Vivir de sensaciones? ¿vivir de ideas? Nada, por Dios, nada de exclusivismos. Unas veces habrá que sentir, otras veces habrá que pensar. Y, cuando haya que hacer ¿no habrá que pensar y no habrá que sentir a la par?