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EJERCICIOS ESPIRITUALES DE ANTAÑO

Juan Pasquau Guerrero

en SAFA. nº 26 de marzo-abril de 1964

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Desde el principio, la Institución de la Sagrada Familia concedió capital importancia a los Ejercicios Espirituales para Maestros, verificándose los primeros en el verano del año 1941, en la Cartuja de Granada. La tanda se organizó a base de veinte ejercitantes y el Director de los mismos fue el Padre Cologan, ya fallecido.

Recuerdo que hacía un calor espantoso. Afuera cantaban implacables las cigarras. Dentro, el Padre Cologan –voz de bajo profundo- desgranaba una a una las verdades eternas. No eran Ejercicios de tres días de duración, sino de cinco. Puedo citar a algunos de los ejercitantes: Sebastián Talavera, Failde, Afán de Rivera, Ramos, Bonilla, los González Quel, Pascual Baca, Morillas, Poblaciones...

Aquel verano, recién ordenado sacerdote, estaba en Cartuja el Padre José A. De Sobrino, hoy Provincial de la Compañía. En esa ocasión precisamente compuso él el himno de las Escuelas que todos con alto espíritu, inflamados de entusiasmo, cantamos después del desayuno del último día, como despedida de los inolvidables Ejercicios.


Después, en años sucesivos –ampliado cada año el número de los Maestros y, por tanto, de los ejercitantes-, celebráronse Ejercicios en Cartuja de Granada de nuevo, en Puerto de Santa María, en Almería y en Córdoba. Estos últimos dirigidos por el Padre Martínez de la Torre, allá por el año 50, hicieron gran impacto en todos los Maestros. El Padre Martínez de la Torre fue, en cierto modo, un precursor de los “Cursillos de Cristiandad”. Sus métodos, sin apartarse en nada fundamental del estilo y del procedimiento ignaciano, tenían un talante nuevo impresionante y eficacísimo. La Casa de Ejercicios, situada en las estribaciones de la Sierra, cerca de las famosas Ermitas, tiene un emplazamiento envidiable. Siempre permanecerá en mi recuerdo el Vía Crucis que organizara el Padre Martínez de la Torre el tercer día de Ejercicios. Vía Crucis al aire libre, escalando una cima que semejaba el Calvario mismo. Al final, el Padre impartía con sus consejos su cordialidad desbordante. Otro recuerdo: el del desayuno del final, con versificaciones en tono jocoso acerca de los Ejercicios, a cargo de Fernández Pastor.

Después los Ejercicios se han celebrado, generalmente, en Úbeda, antes o después de las Asambleas pedagógicas que congregaban a todos los miembros de la Institución, pues nuestras Asambleas son ya tradicionales y de ellas –de las antiguas- escribiremos, quizás otro día.

Y últimamente, a causa del crecimiento inusitado de la SAFA, los Ejercicios para los Maestros ha habido que repartirlos en múltiples tandas. Así este año.

Siempre los Ejercicios, además de sus incalculables beneficios espirituales han fomentado el acercamiento y el trato mutuo de los Maestros de la Institución. Hasta podría escribirse un anecdotario sabrosísimo relacionado con ellos. Nunca olvidaré que yo conocí a Morilla, de Alcalá, con el que tantos vínculos de amistad me unen hoy, después de una “meditación sobre la muerte” en Cartuja de Granada. Recuerdo aún su palidez al salir de la capilla, cuando encendía su cigarro. ¿Y aquel año que perdimos el tren y, desde Baeza, tuvimos que ir hasta Córdoba, en un camión, todos los de Úbeda? Al pasar por Andújar compramos pitos de caña de la Romería de la Virgen de la Cabeza...