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El P. Fernández Marín es un jesuita nervioso, inquieto. El afán apostólico tiene en él un modo: optimismo. Y el optimismo, tiene en él una seña: juventud. Al frente del “Hogar Sagrada Familia”, proyección social de la labor de nuestras Escuelas Profesionales –cuyo calibre y trascendencia de todos son conocidos- trabaja específicamente por reagrupar en torno a Cristo, de una manera eficaz y permanente al sector de los trabajadores de Úbeda. Para ello cuenta con un grupo de hombres decididos: lo constituyen las levas de antiguos alumnos salidos de la Institución. Esto, naturalmente, sería poco, si el P. Fernández Marín no contase, también, con la colaboración –diríamos divina- de una fe, de una caridad, de una esperanza.
- Padre Fernández Marín, nos hemos enterado del éxito, verdaderamente sorprendente, de la campaña premilitar, organizada por el “Hogar...”
Y el P. Fernández Marín quiere atendernos; pero... tiene que contestar una llamada de teléfono, corregir unas pruebas de imprenta, despachar unos estadillos, resolver la cuestión de unos antiguos alumnos que le aguardan...
Casi todo lo deja para ir mostrándonos las dependencias –clases, salas de recreo, oficinas- del “Hogar”. Mientras, nos dice:
- Sí; fue un éxito, gracias a Dios. Acudieron a las conferencias de la campaña 220 reclutas. Un 95 por ciento... Intervinieron como profesores, sucesivamente, don Bernardo López Aparicio que hizo la presentación; don José A. Fernández Pastor, director de nuestro grupo escolar; don Antonio Ortiz, médico psiquiatra; don Juan Herrera, abogado, y el teniente coronel jefe de la Caja de Reclutamiento de Úbeda, don Domingo de Alvarado Pascasio. Yo hice la exhortación de despedida. El cursillo ha sido eficaz porque muchos de los reclutas mantienen comunicación con el Hogar, que ha establecido unos servicios para atenderles en lo posible.
Ahora el padre Fernández Marín nos hace pasar a su despacho y nos sigue contando:
- El espíritu social es fundamental entre nosotros. Para ello necesitamos la colaboración de todos. Tenemos en marcha un cursillo de ampliación cultural al que asisten gran número de trabajadores. Organizamos otro contra el analfabetismo. Queremos montar un servicio de colocaciones...
- ¿...?
- Para nuestro propósito, la “Vanguardia Obrera Juvenil” (de 18 a 30 años) y de la “Prevanguardia” (hasta los 17 años) integradas hasta ahora en su mayoría por los antiguos alumnos de la Institución. Julián Moreno y José Mendoza, dirigen con verdadero entusiasmo actualmente la “Vanguardia Obrera Social” y la “Vanguardia Obrera Juvenil”, respectivamente.
- ¿...?
- Mantenemos, claro está, un servicio de “Enfermos y Ayuda Obrera” que ya ha logrado varias y estupendas realizaciones.
- ¿...?
- Es natural que el trabajador, sin una formación previa, no puede incorporarse de lleno a una vida de práctica religiosa. Por eso, a modo de estadios previos, hemos establecido en el Hogar las llamadas “Peñas de Amistad”. Para pertenecer a ellas, el trabajador no tiene que hacer otra cosa que venir al Hogar. No se le exige nada más. Lo recibimos con
los brazos abiertos, incondicionalmente. Porque creemos que, una vez que se adentre en las “Peñas de Amistad”, agrupándose con sus amigos y afines, se habrá dado el primer paso.
- ¿...?
- Los proyectos son incontables. De orden cultural, deportivo, artístico. Todo se andará... Lo importante es contar con núcleo apostólico activo. Y esto lo tenemos. Los frutos son ya notables. Precisamente acaba de celebrarse, un retiro espiritual, al que han asistido, enabsoluto silencio un buen grupo de congregantes vanguardistas. Y así todos los meses.
- ¿...?
- Nuestra organización no es una entidad aislada. Forma parte de un vasto plan de organizaciones similares. Concretamente, el Comité Ejecutivo de la “Vanguardia Obrera Juvenil” reside en Madrid. De él se reciben normas y principios.
Nuestra conversación con el Padre Fernández Marín tiene que cortarse porque muchos jóvenes de la Vanguardia están esperando. Dieron ya las siete hace cinco minutos y esta es la hora señalada para la celebración de un círculo de estudios. Nos despedimos:
- Padre, ¿algún día el “Hogar Sagrada Familia” lo será de todos los trabajadores de Úbeda?
-De derecho, lo es ya. Para que lo sea de hecho, falta sólo el empeño decidido de unos cuantos.
Y el Padre Fernández Marín, ágil, nervioso, inquieto jesuita, se interna por los pasillos del Hogar diciendo “Vamos a ver, vamos a ver...” Y diez, veinte, cincuenta jóvenes abandonan las salas de recreación atentos a su llamada.
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