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Sr. Alcalde, autoridades, queridos compañeros y amigos:
Existe, por lo visto, un turno para que, es este acto, un docente pronuncie unas palabras. Me ha correspondido a mí este año. Entremos en materia.
El final de curso -infinitas veces se ha dicho- mueve a una meditación. Yo, dialécticamente, la formularía así. Tesis: Lo que se ha hecho. Antítesis: Lo que no se ha hecho, o se ha hecho mal. Síntesis: Lo que hay que hacer en el próximo curso.
Positivamente, ¿qué se ha hecho, qué hemos hecho todos los que nos reunimos aquí hoy, actores del curso que declina, por la Enseñanza Primaria en Úbeda? Creo que no hay nadie de quien podemos decir que se encuentra en esta ocasión con las manos vacías. Todos hemos aportado algo.
Empecemos por el Sr. Alcalde. Sus presiones, junto con las del Ayuntamiento y las de la Junta Municipal de Enseñanza que preside, acaban de conseguir que la creación de nuevas escuelas, hace tiempo decretada, entre en período ejecutivo. Hasta el punto de que este verano se subastarán las obras de las construcciones escolares al efecto. Asimismo hay que resaltar las reparaciones que se llevan a cabo en los Grupos ya existentes. Doy fe de la especie de operación quirúrgica que se está efectuando en el del Cristo del Gallo: el albañil, el pintor, el carpintero, el fontanero y el picapedrero, se esfuerzan por restaurar la vieja anatomía de ese castigado, enfermo, gotoso, goteroso y artrítico edificio. Por lo que es de esperar su pronta mejoría.
Pero veamos ahora qué hemos conseguido los Maestros de Úbeda en el curso saliente. No hagamos retórica ni inflemos el perro, pero parece indudable que un optimismo -siquiera sea un pequeño optimismo- puede lisonjearnos.
La nueva organización de la escuela acusa sus resultados ya. Salta a la vista -recientes los exámenes de promoción de curso- una mayor y mejor eficiencia didáctica. Hay un porcentaje considerable de alumnos que van a pasar a Enseñanza Media, superadas las pruebas de quinto. Ha aumentado en todas las Agrupaciones el número de alumnos asistentes, si bien hay que lamentar en este aspecto la deserción casi masiva de gran número de alumnos durante la época de la recolección de aceituna, problema éste que exige una solución para temporadas próximas y que estimo que debe ser abordado concienzudamente.
De otra parte, funcionan para algunos de nuestros Centros, de manera satisfactoria, los servicios de transporte y de Comedor Escolar. Y hay que esperar que el Ayuntamiento dará las facilidades precisas para que la Agrupación, que aun no dispone de Comedor, lo tendrá cuando -probablemente el año próximo- la Inspección de Enseñanza Primaria haga las sugerencias oportunas en este sentido.
En cuanto a los niños,¿qué han hecho los niños de nuestras escuelas en el curso 1.966-67? No se presentan tampoco a este acto de clausura con las manos vacías. Entregamos a algunos de ellos los diplomas a que se han hecho acreedores. Pero de todos hay que recordar y elogiar los logros alcanzados.
¿Cuántos niños de la ciudad han aprendido a leer este año? ¿En cuántos surcos infantiles se ha depositado la semilla del conocimiento de Dios y de las verdades cristianas? ¿Cuántas Primeras Comuniones han marcado el florecimiento espiritual de unas vidas? Y... ¿podríamos contar el número de problemas matemáticos resueltos, los cuadernos de caligrafía bien escritos, los libros leídos, los dibujos ejecutados, los mapas manejados, los pasajes históricos aprendidos, los conocimientos de toda índole, en fin, incorporados al peculio intelectual de los alumnos?
Labor ingrata es la enseñanza. Momentos hay en que parece que los niños saben menos de lo que debieran. Sin embargo, luego, nos sorprende jubilosamente la cosecha conseguida. Con los niños, pasa lo que con el campo. Se temen cada día los efectos de la sequía, de la tormenta, del mucho sol, del poco sol, de la mucha lluvia, de la poca lluvia... Se vive en continua zozobra, pero, luego, Dios provee y granan las espigas. Luego, Dios provee y madura en las mentes infantiles el significado del adjetivo, el área del círculo y la regla de tres...
La tesis -repito- es que, en el curso que finaliza, la Enseñanza Primaria en Úbeda ha dado un buen paso. Pero a la tesis hay que oponer la antítesis. ¿Qué cosas no se han hecho y qué cosas se han hecho mal? Esta no es la hora de una confesión pública de pecados, pero creo que todos los aquí presentes tendríamos algo que enmendar respecto a nuestra misión o nuestro trabajo en la escuela. Negligencias, descuidos, inhibiciones, perezas... Si se pudieran contabilizar , formarían quizás un cúmulo considerable.
Me pido a mi mismo y pido al Alcalde, a la Junta Local, a los Directores, a los maestros y a los alumnos, un examen de conciencia en este sentido. No es lícito que nos embriague ningún triunfalismo. La humildad es una maravillosa virtud. Es una maravillosa virtud porque siempre está haciendo, de manera implacable, el descuento que nuestros errores infringen a nuestros aciertos.
Así es que, visto lo hecho y considerado lo no hecho, se impone la síntesis. Completemos lo que tenemos con lo que nos falta. Este puede ser el propósito que resuma y encauce este sentimiento agridulce -alegría por los éxitos, melancolía por los fracasos- que experimentamos. A tal fin, a modo de sugerencia y a la hora de preparar el programa para el curso próximo, deseo concretar las siguientes consideraciones.
Primera: El ambiente familiar de la mayoría de nuestros alumnos es de nivel bajo económica y culturalmente. Los maestros estamos metidos, por así decirlo, en los barrios y vemos de cerca, respiramos, sentimos, palpamos, las consecuencias. ¿Nos contentaremos con quejarnos? Estimo que algo podemos hacer por mejorar el ambiente, mejorando así la escuela. Por ejemplo, informando a la autoridad de ciertos aspectos y de ciertas necesidades. Más directamente aún, llevando la acción de la Escuela a las familias mediante la creación en cada caso de las Asociaciones de Padres de Alumnos. Que yo sepa, con carácter formal, solo existe en Úbeda la de la Sagrada Familia. ¿No les parece a Vds. que es urgente fundar todas las que faltan? Pero fundarlas, claro, no para que se reflejen en un acta y luego echarnos a dormir. Fundarlas, al contrario, para que vivan. Fundarlas, dotándolas de carne, sangre y nervios, de manera que constituyan algo sustancial y orgánico que estimule y dé calor a los menesteres docentes.
Segunda consideración concreta: Vamos a entrar en el Año de la Fe. El Papa acaba de decir que la vida de fe en el mundo actual encuentra cada vez mas dificultades. El ateísmo está torciendo el pulso en muchos lugares a la creencia religiosa. Es evidente el proceso de descristianización del mundo;aguardan tiempos de borrasca, de fuerte vendaval. Creo que es muy conveniente para todos nosotros reflexionar sobre esto. Porque somos, en cierto modo, responsables de los cimientos de la fe de nuestros alumnos. Y tenemos que trabajar para que esa fe -que tan acometida se va a ver por los vendavales- no sea una fe de cartón o de plastilina. Así es que, ante el peligro, y con vistas al curso próximo, yo me pregunto y pregunto a todos: La enseñanza de la Religión en la escuela, tal como la practicamos, ¿no adolece de ineficacia? ¿No seguimos trabajando en este aspecto con módulos demasiado antiguos, con esquemas ajados? O quizás cuando, por el contrario, nos queremos poner al día, ¿no incurrimos también en error, limitándonos simplemente a lo "snob", como si la religión pudiera ser snobista? Creo que es necesario aquí un difícil equilibrio que estamos obligados a conseguir.
Tercera consideración y... termino. Me refiero a la Educación Física. Forma parte muy importante de la educación puramente humana y, sobre todo, de la patriótica a la que, naturalmente, nos debemos. Hay brillantes excepciones, pero en general, entre nosotros, la Educación Física de la primaria está descuidada. Opino que es importante una preocupación en este sentido. Preocupación que desemboque en una ocupación, es decir, en una acción coordinada de todos en el curso entrante.
Pero cuando hablo de educación física no me refiero solo a la práctica de la gimnasia y de los deportes; quiero aludir, incluso, a ciertos aspectos limítrofes de la misma. Por ejemplo, a la alimentación. ¿Han observado Vds., habéis observado, que muchos alumnos de nuestras escuelas no es que coman poco, que no se nutran, sino que comen mal, es decir, sin orden, sin concierto, sin racionalización alguna?¡Qué bien vendrían en Úbeda, organizados por la Escuela, y para las familias, unos cursillos o unas conferencias a cargo de especialistas, sobre Educación Física, Alimentación e Higiene!
En fin, otras muchas cuestiones y problemas escolares reclamarían nuestra atención en este acto. Yo he esbozado algunos de los que creo importantes... Ahora quiero terminar deseando a todos muy buenas vacaciones.
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